La Sala de los Elementos

Al entrar en la sala de los elementos, el Espíritu del Fuego, el Kraken y la Ninfa del Bosque se encontraron rodeados de cuatro grandes estatuas: la de la Tierra, el Agua, el Aire y el Fuego. Cada estatua parecía estar triste y apagada. La Ninfa del Bosque se acercó a la estatua de la Tierra y dijo: "¿Qué te sucede, amiga?" La estatua respondió con una voz profunda: "Hemos perdido nuestra conexión con el mundo. Necesitamos que alguien nos ayude a restaurar nuestro poder."

El grupo se dio cuenta de que debían encontrar la forma de devolver la energía a los elementos. Pero, ¿cómo podrían hacerlo? El Kraken sugirió que cada uno de ellos debía ofrecer algo especial de su esencia para ayudar a los elementos. El Espíritu del Fuego podría dar su calor, el Kraken su fuerza del océano, y la Ninfa del Bosque su conexión con la naturaleza.

Sin embargo, antes de que pudieran actuar, una sombra oscura apareció en la sala. Era un antiguo guardián del templo que no quería que los elementos recuperaran su poder. "¡No permitiré que lo hagan!" gritó. El grupo se miró, sabiendo que debían tomar una decisión.