El Páramo Eterno
Una aventura épica en el Páramo Eterno donde un mercenario, un portador de antorchas y un arquero del caos deben enfrentarse a sus propios demonios y decisiones.
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Al llegar a la entrada de la Cueva de los Bandidos, un aire frío y denso les dio la bienvenida. Eldrin encendió su varita mágica, iluminando el oscuro pasillo que se extendía ante ellos. Isolde, con su espada desenfundada, avanzó con cautela.
"Debemos estar atentos", advirtió Eldrin. "Los bandidos no son los únicos peligros aquí. La cueva está llena de ilusiones y trampas".
Mientras avanzaban, escucharon un susurro que parecía provenir de las paredes. Era un eco de risas burlonas, como si la cueva se estuviera riendo de ellos. De repente, un grupo de sombras apareció ante ellos, formando figuras amenazantes.
"¡Deténganse!", gritó Isolde, levantando su espada. "¿Quiénes son ustedes?".
Las sombras se rieron y una de ellas, con una voz profunda, respondió: "Nosotros somos los guardianes de la cueva. Solo aquellos que demuestren su valor podrán continuar. ¿Están dispuestos a enfrentarse a nosotros?".
Eldrin y Isolde se miraron, sabiendo que debían tomar una decisión. Podían intentar luchar contra las sombras o intentar engañarlas con un truco mágico.
Una aventura épica en el Páramo Eterno donde un mercenario, un portador de antorchas y un arquero del caos deben enfrentarse a sus propios demonios y decisiones.
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