Cazador y Rey en la Cueva del Dragón

En un reino lejano, donde los árboles susurraban secretos y los ríos cantaban melodías, vivía un valiente cazador llamado Aric. Aric era conocido por su destreza con el arco y su valentía. Un día, el rey del reino, el noble Rey Alden, convocó a Aric a su castillo. El rey tenía un problema: un dragón aterrador había tomado posesión de la cueva en las montañas, y su aliento de fuego había asustado a todos los aldeanos.

El rey, preocupado por la seguridad de su pueblo, le pidió a Aric que lo ayudara a enfrentarse al dragón. "Si logras ahuyentar al dragón, te recompensaré con oro y gloria", prometió el rey. Aric, emocionado por la aventura, aceptó el desafío. Juntos, se prepararon para la travesía hacia la cueva del dragón.

Al llegar a la cueva, Aric y el rey se encontraron ante una gran entrada oscura. El aire estaba cargado de un olor a azufre y el sonido de un rugido resonaba en el interior. Aric miró al rey y le dijo: "Debemos ser cautelosos. No sabemos qué nos espera dentro". El rey asintió, pero su mirada estaba llena de determinación.

Antes de entrar, Aric se detuvo y pensó en las decisiones que debían tomar. Podían entrar sigilosamente para intentar sorprender al dragón, o podrían hacer ruido para distraerlo. ¿Qué deberían hacer?