Enfrentarse a sus Miedos - La Casa de los Horrores

Con el corazón latiendo con fuerza, Morgana y Lúcio decidieron enfrentar sus miedos. Se miraron a los ojos, y en ese instante, comprendieron que no estaban solos. "Debemos aceptar lo que somos", dijo Lúcio, su voz firme. Morgana asintió, sintiendo una oleada de valentía.

Se acercaron al espejo, que aún brillaba con una luz inquietante. Morgana se vio a sí misma, no como una bruja rechazada, sino como una mujer fuerte y poderosa. Lúcio, por su parte, vio su verdadera naturaleza: un protector, no un monstruo. Juntos, comenzaron a hablar en voz alta, aceptando sus identidades y abrazando sus miedos.

Con cada palabra, el espejo comenzó a cambiar. La imagen de sus miedos se desvaneció, y en su lugar, apareció una visión de ellos como aliados, luchando juntos contra las adversidades. La luz del espejo se intensificó, y una energía positiva llenó la habitación.

De repente, el espejo se rompió, pero no en un estallido violento. En cambio, se desintegró en polvo dorado que flotó en el aire, llenando la habitación con una sensación de paz. Las almas atrapadas comenzaron a aparecer, pero esta vez, no estaban enojadas. Se acercaron a Morgana y Lúcio, agradecidas por haberles mostrado el camino hacia la aceptación.

"Gracias", susurraron las almas, y una a una, comenzaron a desvanecerse en la luz. Morgana y Lúcio se sintieron aliviados, sabiendo que habían hecho lo correcto. Sin embargo, la casa comenzó a temblar, y una voz profunda resonó en la habitación. "Has enfrentado tus miedos, pero ahora deberás enfrentarme." Un ser oscuro emergió de las sombras, un guardián de la casa que no permitiría que se fueran tan fácilmente.

"¡Prepárate!" gritó Lúcio, mientras se preparaban para la batalla. Sabían que tendrían que luchar no solo por sus vidas, sino también por la paz de las almas que habían liberado.