Sigilosamente en la Cueva

Sigilosamente en la Cueva

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Aric decidió que lo mejor era entrar sigilosamente. Con pasos suaves, se adentraron en la cueva, donde la oscuridad los envolvía. El sonido del rugido del dragón se hacía más fuerte, y el aire se sentía caliente. De repente, vieron al dragón, un enorme ser de escamas brillantes y ojos que ardían como brasas.

El dragón estaba dormido, y Aric susurró al rey: "Si nos movemos con cuidado, tal vez podamos encontrar una forma de ahuyentarlo sin pelear". Mientras buscaban, encontraron un gran espejo antiguo. Aric tuvo una idea brillante: "Si reflejamos la luz de su propio fuego, tal vez se asuste y se aleje".

Pero antes de que pudieran actuar, el dragón despertó y los miró con curiosidad. Aric y el rey se dieron cuenta de que debían decidir rápidamente. ¿Deberían intentar usar el espejo para asustar al dragón o hablar con él para entender por qué estaba allí?

¿Qué camino eliges?