El Sendero de las Flores Brillantes

Lúcio y Elara decidieron tomar el sendero de las flores brillantes. A medida que avanzaban, el aire se llenaba de un dulce aroma y las flores parecían bailar al ritmo de la música que Lúcio tocaba en su laúd. Sin embargo, pronto se encontraron con un pequeño grupo de hadas que estaban enojadas porque alguien había pisoteado sus flores.

Las hadas, con sus alas brillantes, rodearon a Lúcio y Elara, exigiendo que se disculparan. Lúcio, con su corazón bondadoso, se sintió mal y dijo: "Lo siento mucho, no fue mi intención dañar sus flores. ¿Cómo puedo ayudarles?". Las hadas, al escuchar su sinceridad, le ofrecieron dos opciones: