Dentro de la Cueva - La Cueva de los Murciélagos

Con determinación, el Juglar lideró el camino, seguido de cerca por el Duende y la Niña. Al entrar, la cueva se iluminó con un brillo tenue, revelando estalactitas que colgaban del techo como colmillos de un gigante dormido. El eco de sus pasos resonaba, creando una atmósfera mágica y aterradora al mismo tiempo.

De repente, un grupo de murciélagos salió volando, asustando a los tres amigos. El Duende se rió, pero la Niña se sintió un poco nerviosa. "¿Y si hay algo más peligroso aquí dentro?" preguntó. El Juglar intentó calmarla, pero sabía que debían estar alerta.

Mientras exploraban, encontraron dos caminos: uno que parecía llevar a una sala iluminada por cristales brillantes y otro que se adentraba más en la oscuridad. El Juglar sugirió que fueran a la sala iluminada, mientras que el Duende quería aventurarse en la oscuridad.